¿Tiene dolor o debilidad en el hombro y dificultad para realizar tareas de cuidado personal, actividades domésticas, tareas laborales o pasatiempos? ¿Su postura se ha vuelto más redondeada y su cabeza está más adelantada? ¿Ha perdido la amplitud de movimiento del hombro? ¿Tiene dolor al alcanzar objetos por encima de la cabeza o detrás de la espalda? ¿Ha perdido la capacidad de levantar el brazo por encima de la cabeza, a pesar de que tiene la amplitud de movimiento disponible?
Todos estos son signos y síntomas de envejecimiento de la articulación del hombro. Prestar atención a estos signos y síntomas tempranos puede prevenir lesiones y degeneración más graves, que podrían afectar su capacidad para mantener su independencia en su propio hogar. Si no se tratan estos síntomas en forma temprana, pueden aparecer afecciones como osteoartritis, pinzamiento, bursitis, tendinitis y desgarros del manguito rotador.
Los hombros son una parte vital de nuestra movilidad, función e independencia. Los utilizamos a lo largo del día para realizar tareas tan importantes como cepillarnos los dientes, vestirnos, preparar comidas, limpiar la casa, conducir un coche, realizar tareas de jardinería, trabajar, recoger a los nietos y disfrutar de nuestros pasatiempos. Estas actividades pueden generar un desgaste general en el complejo del hombro con el tiempo, lo que puede derivar en lesiones.
Nuestro complejo del hombro está formado por el húmero (parte superior del brazo), la clavícula y la escápula. La articulación del hombro tiene una cápsula laxa y ligamentos más pequeños que le permiten moverse a través de rangos extremos de movimiento. El hombro depende principalmente del manguito rotador para su estabilidad. Numerosos otros músculos se cruzan o se unen en el complejo del hombro para ayudar en su función. En definitiva, el hombro está diseñado para ser muy móvil y fuerte, de modo que podamos realizar tareas de cuidado personal, tareas domésticas, tareas laborales y pasatiempos sin dificultad.
Para prevenir el deterioro y las lesiones del hombro, se debe tener cuidado de mantener un rango completo de movimiento, plena fuerza y una buena postura. Cuando nuestros hombros se vuelven más redondeados, los músculos del hombro y de la escápula se estiran y pierden su capacidad de contraerse con fuerza. La mala postura también puede provocar cambios en la alineación de las articulaciones, lo que puede provocar pinzamientos de los tendones del manguito rotador, formación de espolones óseos debajo de la clavícula e inflamación de la bursa en la región de la articulación del hombro. Para combatir estos cambios, es importante realizar ejercicios de estiramiento diarios y ejercicios de fortalecimiento ligeros. También es importante combatir los efectos de la gravedad poniéndonos de pie para fomentar una buena postura.
También hay muchas cosas preventivas que puede hacer en su casa para disminuir el desgaste de la articulación del hombro. Busque oportunidades para reducir la carga sobre sus hombros utilizando platos o cacerolas más livianos y recipientes de leche más pequeños. Coloque los artículos que usa con frecuencia entre la cintura y el pecho. Divida las tareas más difíciles y pesadas en períodos de tiempo más cortos. Por último, busque ayuda para las tareas que sean difíciles o que le provoquen dolor, como pasar la aspiradora, llevar las compras y palear la nieve.
Siempre es importante escuchar las señales del cuerpo. Una vez que comienza a aparecer dolor en la articulación del hombro, es importante modificar las actividades y descansar selectivamente la articulación. Una regla sencilla a seguir es “si te duele, no lo hagas”. El uso de aplicaciones de compresas frías, movimientos suaves y medicamentos de venta libre pueden ayudar a controlar los síntomas iniciales. Si los síntomas no desaparecen en unos días, es importante buscar atención médica para abordar sus necesidades. Ignorar los síntomas y esperar que desaparezcan puede provocar una lesión más grave.
La mayoría de los dolores de hombro se pueden controlar con un tratamiento conservador que incluye hielo, reposo y una consulta temprana con profesionales médicos, incluidos ortopedistas y fisioterapeutas. En algunos casos, una inyección de cortisona o un medicamento pueden ser beneficiosos para disminuir rápidamente el dolor y la inflamación. La cirugía se considera un último recurso, cuando el tratamiento conservador no ha tenido éxito.
Siguiendo un programa preventivo de ejercicios diarios de rango de movimiento y fortalecimiento, mejora de la postura, uso de elementos más livianos en el hogar, modificación de tareas más pesadas cuando sea necesario e intervención médica temprana si los síntomas no desaparecen, se pueden prevenir lesiones graves en el hombro y mantener la independencia en el hogar.
Dra. Lori Schneider es fisioterapeuta y director regional de Access Physical Therapy and Wellness.