Los calentamientos son siempre importantes. Aumentan gradualmente la frecuencia cardíaca y aceleran la respiración. Esto envía más oxígeno, energía y nutrientes al corazón, los pulmones y los músculos para que puedan rendir al máximo. Los calentamientos también ponen en marcha el sistema de energía aeróbica, lo que lleva varios minutos. Ponerlo en marcha antes de la actividad también ayuda a rendir mejor.
¿Qué es diferente en el frío?
Nuestro cuerpo tiene algunos trucos para mantenerse caliente cuando hace frío. Uno de ellos es estrechar los vasos sanguíneos más cercanos a la piel. Esto significa que los músculos más superficiales reciben menos flujo sanguíneo, lo que aumenta la probabilidad de que se lesionen si se les exige demasiado antes de que estén listos. La restricción de los vasos sanguíneos también hace que el corazón trabaje más. Esto no significa que no se pueda hacer actividad cuando hace frío, solo significa que hay que tomarse un poco más de tiempo para preparar el cuerpo.
Cómo calentar
Comienza con algo que eleve tu frecuencia cardíaca, tal vez una caminata rápida o un trote ligero. Continúa con un calentamiento dinámico, como caminar o trotar mientras llevas las rodillas hacia el pecho. Algunas patadas frontales altas con las rodillas rectas aflojarán los isquiotibiales. Las estocadas caminando con un giro de la parte superior del cuerpo harán que todo tu cuerpo se mueva. Tu calentamiento debe coincidir con la actividad que hayas planificado. Si no estás seguro de cómo debe ser, ¡pregúntale a tu fisioterapeuta!
Considera tu ropa
Vístete con varias capas para que puedas adaptar tu ropa a tu nivel de actividad. Después de calentar, es posible que quieras quitarte una capa para evitar pasar demasiado calor durante la actividad principal. Siempre puedes volver a ponerte capas cuando tu nivel de actividad baje o la temperatura cambie.
Aunque haga frío, refréscate
Sabemos que es tentador entrar corriendo a buscar una manta tibia y una bebida caliente, pero no te saltes el enfriamiento. Sigue moviéndote con una caminata u otra forma de recuperación activa para que tu frecuencia cardíaca pueda bajar gradualmente. El enfriamiento también ayuda a que tus músculos vuelvan a un estado relajado y puede reducir el dolor después del entrenamiento. Dado que tus músculos aún están calientes, el enfriamiento es el momento adecuado para realizar estiramientos estáticos.
Los días más cortos y las temperaturas más bajas no significan que tengas que quedarte en casa para hacer todo el ejercicio. Sigue estos consejos y podrás seguir moviéndote al aire libre de forma segura. Si quieres un calentamiento o enfriamiento personalizado, o tienes preguntas sobre tu rutina de ejercicios, ¡tu fisioterapeuta es una excelente persona a quien preguntar!
Artículo cortesía de APTA