Saltar al contenido

Reconocimiento temprano y tratamiento de la conmoción cerebral en nuestra población de adultos mayores

Si bien a menudo leemos y escuchamos sobre conmociones cerebrales relacionadas con los deportes en los medios, es importante saber que nuestros adultos mayores también corren el riesgo de sufrir una conmoción cerebral, probablemente debido a una caída o un accidente automovilístico. Si no se detectan a tiempo, las conmociones cerebrales pueden provocar daño cerebral permanente, discapacidad, pérdida de independencia e incluso la muerte.

Las conmociones cerebrales son causadas por un golpe, impacto o sacudida en la cabeza o el cuerpo; que posteriormente hace que el cerebro se mueva hacia adelante y hacia atrás, de un lado a otro o se tuerza dentro del cráneo. Si bien el cerebro está protegido por líquido cefalorraquídeo, incluso una lesión leve puede causar daños graves, especialmente a medida que envejecemos. Las conmociones cerebrales se consideran una forma de lesión cerebral traumática; sin embargo, es fácil pasarlas por alto porque es poco probable que la persona lesionada busque tratamiento médico inmediato y las imágenes de diagnóstico, como la resonancia magnética, la tomografía computarizada o las radiografías, suelen ser normales. Además, los síntomas pueden tardar en desarrollarse.

Síntomas físicos incluyen dolores de cabeza, somnolencia, mareos, dificultad con el equilibrio, náuseas, vómitos, fatiga, visión doble o borrosa, pérdida del conocimiento, cambios en los patrones de sueño y sensibilidad a la luz y al sonido.

Síntomas cognitivos y emocionales incluyen dificultad de memoria, confusión, dificultad de concentración, procesamiento lento, “niebla”, dificultad para hablar y comunicarse, irritabilidad, ansiedad, depresión, agresión, cambios de humor, poca tolerancia al estrés e inquietud.

Reconocimiento temprano y tratamiento El tratamiento de la conmoción cerebral es fundamental para la recuperación a largo plazo. El problema con la recuperación de la conmoción cerebral es que cada lesión es única y requiere un programa de recuperación basado en la medicina adaptado individualmente a los síntomas iniciales y continuos de la persona, y a las respuestas al tratamiento. Si bien los plazos varían mucho, la recuperación incluirá una progresión a través de los siguientes pasos:

  1. Periodo de reposo absolutoNo usar teléfonos, computadoras, televisión, música, deportes, conducir, hacer ejercicio, trabajar, luces brillantes ni entornos ruidosos hasta que todos los síntomas hayan desaparecido.  El sueño, la hidratación adecuada y una alimentación saludable son necesarios para la recuperación. Esta puede tardar entre 3 y 7 días o más.
  2. Retorno gradual a la actividad– Reanudación gradual de las actividades físicas y mentales básicas. Si reaparecen los síntomas, se deben reducir nuevamente las actividades hasta que desaparezcan los síntomas.

 Si los síntomas persisten, es probable que se requiera tratamiento adicional por parte de profesionales médicos capacitados. Esto puede incluir intervenciones de especialidades como neurooftalmología, fisiatría, neuropsicología, fisioterapia, terapia ocupacional, rehabilitación vestibular, terapia visual, entrenamiento de resistencia submáxima, etc.

Si se trata adecuadamente, la recuperación de las conmociones cerebrales puede ser completa y es probable que se pueda volver a la actividad normal. Es fundamental que los pacientes y los profesionales médicos trabajen juntos para crear un clima de identificación temprana de los síntomas, una evaluación exhaustiva de las necesidades individuales por parte de los profesionales médicos adecuados y una implementación planificada de un protocolo de recuperación. Si no se hace esto, es probable que se produzcan consecuencias a largo plazo que incluyan conmociones cerebrales repetidas, daño cerebral permanente e incapacidad para realizar todas las actividades de la vida al máximo.

Dra. Lori Schneider es fisioterapeuta y director regional de Access Physical Therapy and Wellness. 

Encuentra una ubicación